lunes, 22 de julio de 2013

Rehabilitación eficiente energéticamente

Actualmente, en España importamos el 74% de la energía que consumimos, lo cual supone 50.000 millones de euros al año. Esta cifra equivale a los ingresos que obtenemos por turismo en el mismo periodo.
De este porcentaje, el 34% del consumo se produce en edificios, de los cuales el 18 % corresponde al sector residencial y, dentro de éste, el reparto se realiza de la siguiente manera: el 46% para calefacción, el 13% para aire acondicionado y el 21 % para consumo de agua caliente sanitaria.
El parque residencial español está compuesto por 25 millones de viviendas. El 53 % de ellas están construidas antes de 1979, fecha en la que entró en vigor la primera normativa relativa a eficiencia energética en los edificios que suponía la obligatoriedad de poner aislante en ellos. Ello hace que este segmento de edificios consuma el 17 % de la energía final y un tercio de las emisiones de CO2 totales producidas en nuestro país.
Dentro de los objetivos a nivel europeo en cuanto a reducciones de emisiones (20-20-20), nuestro país plantea y desde iCERTE apoyamos esta inciativa; reducir un 30 % las emisiones de nuestros edificios residenciales. Esto supondría reducir las emisiones de CO2 en 8,7 millones de toneladas al año lo cual, traducido a euros, implicaría un ahorro medio anual de 2.312 millones. Es decir, 10 veces el consumo energético de la ciudad de Madrid en 2009.
Conseguir esta reducción pasa por rehabilitar energéticamente entre 500.000 y un millón de viviendas al año, lo cual tendría como resultado adicional la creación de 140-150 mil empleos directos.
En este encale (www.gbce.es) encontrareis un informe muy interesante y clarificador “Una visión – País para el sector de la edificación en España”.
Qué significa hacer la rehabilitación energética de un edificio residencial.
En nuestros edificios mantenemos el confort interior por medio del aporte continuo de energía. Esta energía se pierde a través de las fachadas, cubiertas, ventanas. Es decir, a través de la envolvente térmica, debido a carencias en el aislamiento. Las ventanas son las responsables de la mayor parte de las pérdidas, ya que son el punto más débil.
Por otro lado, muchas de nuestras calderas son viejas, con un rendimiento muy bajo, y su mantenimiento no siempre es el más adecuado, efecto que se agrava con el tiempo. Ello ayuda a que nuestro gasto sea cada vez más elevado.
Expliquemos la solución mediante un símil: las personas, cuando tenemos frío, nos ponemos un abrigo. Algo similar es lo que se propone para los edificios: la colocación de una especie de abrigo, reformando las fachadas mediante la instalación de aislamientos exteriores y la sustitución de las ventanas por otras con mejor aislamiento y rotura de puentes térmicos. Con ello, reducimos las pérdidas de calor por la envolvente y conseguimos que la energía aportada por la calefacción se invierta sólo en obtener el confort dentro de la casa.
Pero, además, también podemos actuar sobre el consumo de calefacción. De un lado, sustituyendo las calderas más viejas por otras de un mayor rendimiento, que con menor consumo proporcionen la misma energía. De otro, racionalizando el uso de la calefacción en cada vivienda mediante el control individualizado de consumo.
Qué conseguimos con la rehabilitación energética.
Estamos hablando de reducciones muy notables, que pueden suponer hasta un 50 % del gasto en calefacción y hasta un 30 % en gasto eléctrico en zonas comunes. Las inversiones que hay que realizar para conseguir estas cifras tienen unos periodos de amortización entre 10 y 15 años, muy pequeños en relación con la vida media de un edificio.
Ahora que muchos edificios tienen que superar inspecciones técnicas (ITE) y, para ello, requieren reformas en sus fachadas, ¿no sería más lógico aprovechar para acometer una reforma que mejore realmente el funcionamiento del edificio?
Además, la rehabilitación energética comporta otras ventajas, a añadir a la reducción del gasto:
  • Mejora de la calificación en la Certificación Energética del Edifico (obligatoria a partir de 2013 para hacer cualquier transacción con la vivienda).
  • Reducción de las emisiones de CO2.
  • Mejora del confort térmico de la vivienda tanto en invierno como en verano.
  • Revalorización del inmueble, haciéndolo más vendible o alquilable.
En la primera foto se vé un edificio antes de realizar la rehabilitación energética, en la segunda se muestra el mismo edificio ya rehabilitado.
 

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