Algo cerca de la estafa.
Antes de invertir este dinero en certificación energética, recomendamos informarse correctamente del grupo seleccionado para que les realicen dicho trabajo.
No olvidemos defender grupos locales. Aquí les dejamos un enlace que no tiene desperdicio para reconocer respuestas picarescas en nuestro entorno:
Tengo un piso alquilado y el inquilino se me va a finales de mes. Me han llamado de la inmobiliaria donde tengo puesto el piso en alquiler y me han dicho que me tengo que sacar el Certificado Energético.
Al principio pensé que eso del Certificado Energético era algo que se había sacado la inmobiliaria de la manga, pero luego, según me explicaron, resulta ser que es en aplicación de un RD que acaba de entrar en vigor a partir del 1 de Junio.
Se ofrecieron ellos muy “amablemente” a sacarme el Certificado Energético, diciendo que ya estaban acostumbrados a pedirlo y que conocían a muchos técnicos que se lo hacían muy barato.
No es que sea muy desconfiado, pero tanta predisposición y amabilidad proviniendo de ellos consiguió ponerme la mosca detrás de la oreja y decidí enterarme por mi cuenta.
Puse en Google “Certificado Energético” y me salieron de repente 3.700.000 resultados. Abrumado por tal cantidad de información, me armé de paciencia y empecé por el primero.
A la decima página que visitaba ya me fui haciendo una idea de lo que iba esto del Certificado Energético. Me enteré de que, aunque acaba de entrar en vigor, desde hace ya mucho tiempo hay un montón de empresas, de plataformas y de profesionales que se dedican a esto.
Al ser éste un país donde los pícaros de todo el mundo vienen a sacarse el doctorado, donde nació el timo de la estampita o el del tocomocho, donde a fuerza de practicarla se ha acuñado el término “picaresca”, donde se ha convertido en una forma de vida para muchos, a nadie le parece raro o le resulta chocante que incluso antes de que fuera obligatorio para todas las casas que se vendan o alquilen disponer de un Certificado Energético, surgieran empresas, plataformas y profesionales que ofrecían sus servicios a precios inexplicablemente más bajos de los que, en un principio, se barajaron como más probables.
Bajo el estandarte de la libertad de tarifas, han aparecido, como decía antes, un ejército de pícaros que han conseguido, a base de prácticas profesionales de muy dudosa ética convertir un posible sector o área de trabajo para los técnicos competentes en un ridículo mercado donde se compran, se venden y hasta se subastan de uno en uno, de diez en diez o por miles los certificados energéticos.
Existen opiniones en el sentido de que una rebaja de los precios no tiene porque ser perjudicial en sí misma, ya que se fomenta la libre competencia. Pero esta bajada de tarifas ha venido de la mano de una serie de prácticas claramente irregulares y que pueden considerarse sospechosas.
Existe publicidad en la que se garantiza la máxima calificación (A) si se contrata el Certificado Energético con la empresa anunciante. Algo que convierte el certificado, la calificación y la etiqueta energética en un simple papel que acompaña, por RD, los contratos de compraventa y alquiler de viviendas. Se acaba perdiendo el espíritu de la norma que no es otro que el de tratar de reducir, en la medida de nuestras posibilidades, las emisiones contaminantes, logrando viviendas y edificios cada vez más eficientes energéticamente hasta conseguir el objetivo de que sean 100 % eficientes y que su consumo de energía sea prácticamente nulo.
Ojo al dato. Si lo de comprar una (A) no es de recibo, debéis saber que existen empresas, plataformas y técnicos que se dedican a ofrecer el Certificado Energético en la modalidad “a distancia”. Esta técnica, esta práctica, esta estafa consiste en que el Certificado Energético se redacta sin desplazarse hasta la vivienda, local o edificio para realizar la toma de datos. La introducción de datos en los programas autorizados se realiza toda “por defecto” por lo que la calificación energética, aparte de no ser auténtica, con toda seguridad será peor que la real.
También existe el Certificado Energético en la modalidad “Hágaselo usted mismo”, como si de un mueble de Ikea se tratase, en el cual, el propietario (el que paga religiosamente) tiene que rellenar una serie de datos como pueden ser las superficies de los suelos, los techos, las paredes, el nº de ventanas y sus medidas, los materiales con los que su casa está construida, el tipo de calefacción que tiene, su potencia, etc, etc, etc. Resultado: Un propietario dando vueltas por toda la casa midiéndola, mirando detrás de la caldera para ver si encuentra la potencia, haciendo multiplicaciones y sumas de no se sabe que, tirándose de los pelos porque no entiende nada, maldiciendo la hora en que decidió contratar así el Certificado Energético porque le iba a salir mucho más barato y una empresa, o una plataforma o un profesional bien acomodado en el sillón de su oficina poniendo la mano para cobrar por no hacer nada.
Seguimos con las picardías: La modalidad “todo en uno”, como las impresoras que imprimen escanean y sacan fotocopias. Se trata de empresas, o plataformas o profesionales que visitan edificios enteros de viviendas o locales en venta o en alquiler y en los que ofrecen los Certificados Energéticos “tirados de precio” siempre y cuando se les encarguen una cantidad elevada de viviendas o locales dentro de ese edificio. En principio parece lógico que se rebaje el precio ya que los locales o las viviendas tendrán, en su envolvente térmica y en sus instalaciones, las mismas características con lo que la toma de datos se simplifica considerablemente. Lo que la Comunidad de Propietarios no sabe y la empresa, o la plataforma o el profesional se cuida mucho de no decir es que resulta mucho más barato, y tiene la misma validez, el Certificado Energético de todo el edificio que los certificados energéticos de cada una de las viviendas y/o locales que constituyen el edificio.
Más botones de muestras pícaras: En la modalidad “Oferta”, las empresas y los profesionales publican en páginas web de compras en grupo o colectivas, la realización de Certificados Energéticos con descuentos en torno al 70%-75%. De los precios finales de las ofertas las páginas web se quedan hasta con el 50% en concepto de publicidad y beneficios. Ahora me pregunto yo: ¿Qué gana el que hace un Certificado Energético a esos precios? Pienso: Con lo que gana una empresa o un profesional haciendo un Certificado Energético a esos precios, sigo preguntándome: ¿Qué calidad tendrá el Certificado Energético que redacte? ¿Será fiable la calificación que den?
Otro ejemplo: Los bancos y las inmobiliarias que sacan a concurso centenares o miles de viviendas que tienen en venta o alquiler. Los únicos que tienen acceso a estos concursos son grandes empresas y/o tasadoras que subcontratan a cientos de técnicos por toda España y a los que les obligan a realizar varios Certificados Energéticos diarios por unos honorarios humillantes. A este respecto, recientemente se ha publicado una noticia en la que se dice que Bankia ha sacado el Certificado Energético de 20.000 viviendas en poco más de un mes.
He querido dejar para el final lo que raya en lo indecente, lo que nos muestra la baja catadura moral de aquellas plataformas que lo ponen en práctica, lo que deja al propietario con una mano delante y otra detrás por la calidad de los Certificados Energéticos que se consiguen de esta manera y lo que deja por los suelos la profesionalidad, la honorabilidad y la valoración social de los técnicos que aceptan trabajar en esas condiciones. Es la modalidad “Subasta”.
En la modalidad de Certificado Energético “Subasta”, el cliente (gratis, como no podía ser de otra forma) publica los datos de su vivienda o local, la dirección, la población, la superficie y solicita un presupuesto. A continuación la web publica esos datos y pone un precio de salida (que desconozco como calculan o si lo hacen a bulto). Los técnicos registrados comienzan a pujar a la baja y lo que al principio tenía un valor determinado por la web, acaba valiendo la cuarta parte al final de la puja. Son los propios técnicos los que se quitan los trabajos unos a otros. De esta manera, el Certificado Energético de una casa en Sevilla lo puede conseguir un técnico de Palencia por un precio vergonzoso.
Es momento de terminar. He querido repasar las distintas formas que conozco de cómo la picaresca, tan típicamente nuestra, se ha adueñado de nuestros Certificados Energéticos, pero probablemente habrá muchos más.
El ahorro y la eficiencia en el consumo de energía, la reducción en las emisiones de CO2, la racionalización de los recursos energéticos, conceptos tan bonitos como solidarios se han convertido en un lodazal gracias a nuestros “queridos pícaros”.
El único consuelo que nos queda es tener la seguridad de que poco a poco, casi sin darnos cuenta, las aguas revueltas y desbordadas volverán a su cauce y aceptaremos como necesario y hasta beneficioso el Certificado Energético. Igual nos paso con el cinturón de seguridad en los coches, con sus ITVs, con las etiquetas de los electrodomésticos y con las ITEs de las Comunidades de Propietarios.
Más adelante, si queréis, podemos conocer algo sobre las opiniones que tienen los usuarios finales de los Certificados Energéticos, la gente que tiene necesidad de vender o alquilar su casa.
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